Reportes de la Comisión Nacional del Agua dan cuenta que durante el lunes 6 advirtió de lluvias intensas en diferentes regiones de Hidalgo, entre ellas el Valle del Mezquital, a la que pertenece el municipio de Tula. Sin embargo, los habitantes de ese lugar no fueron alertados.
Reportes de la Comisión Nacional del Agua dan cuenta que durante el lunes 6 advirtió de lluvias intensas en diferentes regiones de Hidalgo, entre ellas el Valle del Mezquital, a la que pertenece el municipio de Tula. Sin embargo, los habitantes de ese lugar no fueron alertados. De acuerdo con testimonios recabados, la inundación se desató a las 23 horas del lunes 6 y en las primeras horas del martes 7, anegando casas, negocios y el hospital del IMSS en el municipio, causando destrucción, terror y la muerte de al menos 14 pacientes de covid-19 que eran atendidos con oxígeno.
Por Áxel Chávez| Foto: Juan Donojú /Cuartoscuro.com |domingo, 12 de septiembre de 2021|Proceso |TULA, Hgo.- “Si nosotros pudimos llegar, ¿por qué el gobierno no?” Ese fue el reclamo de los familiares de los pacientes que murieron en el Hospital General de Zona con Medicina Familiar (HGZ/MF) número 5, de esta ciudad, después de que una falla en el suministro de energía, ocasionada por la inundación tras el desbordamiento de los ríos Tula, Salado y Rosas, dejó sin oxígeno a quienes recibían respiración asistida.
Con lanchas y balsas improvisadas, la población fue la que comenzó el rescate y por eso denuncian que las autoridades reaccionaron de manera tardía, teniendo un impacto que derivó en el deceso de al menos 14 pacientes por insuficiencia respiratoria.
Felipe García es una de las personas que acudió al nosocomio del IMSS durante la madrugada del martes 7, pese a que la ciudad estaba inundada. Por la interrupción del oxígeno asistido murió su primo, Salvador; el paciente tenía una semana de haber ingresado al hospital porque recayó por covid-19. En la primera ocasión estuvo internado tres semanas.
“Él quería salirse, incluso decía que ya mejor lo sacaran, que si iba a morir, quería que fuera en su casa. Me dijeron que lo subieron al segundo piso, pero que ya no resistió porque no había oxígeno. ¿Cómo iba a aguantar un paciente que requiere de oxígeno?”, dice Felipe García.
Cuestiona al gobierno federal porque, detalla, mientras la autoridad no llegaba, las familias de los hospitalizados conseguían tanques de oxígeno, y los pobladores de Tula y municipios vecinos rescataban a los adultos mayores, hombres, mujeres y niños que se quedaron atrapados en las casas aledañas al nosocomio.
De acuerdo con los testimonios recabados por este semanario, a causa de la inundación en el hospital se decidió que los pacientes con covid-19 sin diagnóstico crítico llamaran a sus familiares para irse a sus casas. El agua ya había inundado la primera planta del hospital.
Galdino Cruz Oropeza, hermano de Anastasia, paciente de 40 años que llevaba un mes internada, dice que estaba en su domicilio durmiendo “cuando ella me llamó por teléfono y dijo que fuéramos al hospital porque se estaba inundando. Eso fue entre las 02:45 y 03 (horas) de la madrugada. También nos pidió que consiguiéramos un tanque de oxígeno; nosotros quisimos conseguirlo, pero nadie nos prestó nada, nada, nada.
“Nos pidió que la sacáramos porque todo el hospital estaba en pánico. ‘¡Ya me quiero ir! ¡Sáqueme, por favor!’, nos decía, pero llegamos y ya estaba el desbordamiento… ya no pudimos hacer nada”.
Ambos son originarios de Mixquiahuala, a 27 kilómetros de Tula. Galdino cuenta que, pese a la inundación de más de dos metros, llegaron al hospital a intentar rescatarla. Al igual que él otras personas hacían lo mismo con pacientes y vecinos de la zona.
“Nos venimos al hospital y ya cuando llegamos ya estaba esto (la inundación). Creo que el gobierno cuenta con más recursos, lanchas de motor, oxígeno y todo eso, pero las autoridades llegaron hasta la mañana. A las once de la mañana comenzaron los rescates a cargo de las autoridades, cuando ya muchos pacientes habían fallecido. Nada más que el gobierno ocultó todo esto”, denunció.
El hermano de Anastasia explicó que la gente de la zona fue la que hizo la mayor labor de ayuda. “Quienes tenían sus lanchitas hicieron más. El agua les volteaba varias lanchas, las acomodaron y siguieron ayudando. Entonces, es una tristeza que pase esto y no se le diera la dimensión de una catástrofe, porque esto es una catástrofe”, añadió.
De acuerdo con la primera versión que recibieron los familiares de las víctimas, al amanecer no había pacientes muertos. Sin embargo, en esos momentos al interior del hospital de Tula ya se habían contabilizado 10 decesos.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2341 de la revista Proceso